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El Distrito Clason - (Cuando Clason se llamaba Classon)

La primer subdivisión política de Santa Fe se hizo bajo el gobierno de Estanislao López en 1833, al crear los cuatro departamentos La Capital, San José,  San Jerónimo y Rosario. Nuestra zona se hallaba en el departamento San Jerónimo, que abarcaba al actual del mismo nombre, San Martín, Belgrano e Iriondo. Por ley del 26 de octubre de 1883 se estableció una nueva división departamental, por la cual se creó, entre otros, el departamento Iriondo (que comprendía a los actuales Iriondo y Belgrano), siendo la Cabecera Cañada de Gómez, Finalmente, la ley del 31 de diciembre de 1890 separa Belgrano de Iriondo, con lo cual ambos toman límites definitivos.

La división en distritos en esta zona arranca prácticamente con el decreto del 27 de Febrero de 1866 que creó el distrito Carrizales Afuera, que comprendía, aproximadamente, los actuales distritos Totoras, Clason y Las Rosas. En 1877 se efectuó una subdivisión, que trae como resultado la creación del distrito Santa Teresa ( los actuales Clason, Totoras y parte de Carrizales). El distrito Clason se creó por decreto del 16 de abril de 1926. Una nueva subdivisión se insinuó en 1951 cuando se creó por ley 4095 la Comisión de Fomento de Colonia Ángel Medici, con parte de los distritos Clason y Bustinza, pero esta ley no se llegó a concretar y fue derogada por la ley 4690 de 1955. E distrito Clason tiene actualmente una superficie de 390 Km².

Durante un tiempo, tanto la localidad como la estación se llamaban, incluso oficialmente, CLASSON, con dos “s”. Ya hacía principios del siglo XX aparece esta grafía en los mapas y en los documentos oficiales, debida a un error ortográfico. Incluso en algunos mapas escriben “Glason ó Glasson”. El decreto nacional 100.004 del 5 de septiembre de 1941 rectificó el nombre de la estación y lo fijó definitivamente en “Clason”.

A comienzos de los años 30 (1930), el pueblo cuenta con alrededor de 150 habitantes, cifra estimativa dada en la Guía Oficial de la Provincia de Santa Fe publicada hacía 1933. Hay en el pueblo una Escuela, una Comisaría, un Juez de Paz y una Estafeta de Correos. Menciona tres negocios de almacén y ramos generales: Francisco De Feo, Juan Queral y Hnas., y Eusebio Burtin. A estos se debe agregar Said Mustafá con almacén y Tienda. Estos cuatro también tenían despacho de bebidas. Francisco (“Don Pancho”) De Feo sucedió a su padre Tomás y años después, al retirarse, vendió el negocio a Héctor Dondo. Tiempo después, este último compró el negocio de Juan Queral. Burtin tenía su almacén en la esquina de San Martín y Santa Fe y Juan Queral en San Martín e Italia. Todo un acontecimiento en su momento fue el surtidor de nafta de Juan Queral, que aun se conserva en actualidad, hábilmente transformado en un farol de alumbrado público. También había una carnicería de Sebastián Fenoglio, y dos peluqueros.

Como se observa, no había panadería en Clason. La población debía surtirse en panaderías de Totoras y San Genaro. En el campo era usual amasar el pan en casa y hornearlo en los hornos que eran infaltables en casi todas las chacras. Eran de forma semiesférica, de poco mas de un metro de diámetro, con una base en forma de cubo donde se hacía el fuego con leña (comúnmente conocidos como “Horno de Barro”). El primer panadero de Clason fue Teodoro Romero, que se estableció en 1942 y tuvo su panadería hasta 1949, año en que la vendió a Santiago Morandi. La panadería estaba sobre calle San Martín, al lado de del negocio de Queral. No solo proveía de pan al pueblo, sino también a todo el distrito. Para ello tenía un carro de reparto, desde luego tirado por caballos, con el cual hacía el reparto dos veces por semana para cada lugar: los martes y viernes hacía el noreste llegando hasta las cercanías de Larguía, los miércoles y sábado hacía el oeste y los jueves y domingos hacia el sur, llegando hasta Colonia Medici. El carro de reparto salía alrededor de las 5 de la Madrugada y volvía poco antes del mediodía. Los clientes tenían libreta, es decir cuenta corriente (el pan suministrado se apuntaba en la libreta) que se pagaba mensualmente. Para mantener el servicio, Romero tenía 14 caballos que pastaban en un potrerito arrendado en las cercanías del pueblo. Santiago Morandi siguió con el reparto hasta la década del 60 (1960), cuando en las chacras se reemplazó el sulky por la camioneta. Una vez motorizado el sector rural, era mucho más fácil viajar al pueblo y hacer allí mismo las compras.

En Clason ya hubo una escuela desde los primeros años del siglo XX. Juan Zamarro le relató al autor: “En Clason no había nada. Dos almacenes y la estancia tiene una propiedad allí en Clason, que todavía existe. Y entonces empezaron a ver como podían mandar a los chicos de ahí de la colonia. Don Arnolfo Calvo, el dueño de Las Estacas, Tenía un maestro que le enseñaba en Las Estacas a los hijos de Calvo, Maestro recibido. Don Arnolfo a la familia la tenía en la estancia y ahí hacía educar a sus hijos, en los primeros años, hasta cuarto grado y ya después los pasaba a Rosario. Este maestro daba hasta el cuarto grado. La estancia Los Leones le dio la casa ahí en Clason para que viniera a vivir y pusiera una escuela”. A esa escuela asistió Juan Zamarro hacia 1910: “... me mandaban a la escuela y cuando llevé la correspondencia tenía esta orden: a la mañana ir y llevar las cosas y a la tarde llevar la correspondencia e ir al colegio. Se le pagaba mensual al maestro y el maestro tenía esta orden: Ya no hay invierno ni verano; Ud. Va a venir todo el año, corrido. Y así fue. Ya antes que entrara el sol ya nos mandaba devuelta. Yo iba a caballo, llevaba la correspondencia a la tarde para que saliese a Rosario y después quedaba en la escuela. Me entusiasmó muy mucho; me gustaba tanto leer y escribir que me disparaba de la estancia”. No tenemos antecedentes hasta cuando funcionó esta escuela privada aparentemente financiada por la estancia, pero probablemente lo haya sido hasta comienzos de la década del 20 (1920). En 1924 la Provincia fundó la escuela Nº 216 : Domingo Faustino Sarmiento”. Al principio, la escuela estuvo alojada en una casa muy modesta –recién hacia 1957 se construyó el edificio que ocupa actualmente- y solo llegaba hasta cuarto grado. Para completar la enseñanza primaria era necesario concurrir a las escuelas de San Genaro o Totoras. La primera directora fue la Sta. María Georgina Castañer, de quién sus alumnos afirman que era bastante severa. Se retiró después de casarse con el mayordomo de los Leones. Por muchos años fue maestro el Sr. Mario Acuña, retirado hacia 1960.

También las escuelas rurales, asentadas en pleno campo, merecen un cálido reconocimiento por su labor cultural. Hay tres de ellas en el distrito: la escuela Nº 261, ubicada en las cercanías de la estancia La Germania, fundada en 1939 (recordamos que ya en el siglo XIX funcionó una escuela en esa estancia), la escuela Nº 973 en el campo “El Ensayo”, al sur del distrito, creada en 1942 y finalmente la escuela Nº 645en campo Calcaterra, al oeste, sobre el límite con el distrito Las Rosas, de 1960. A estas tres escuelas rurales se deberían agregar otras dos que se hallaban en distritos vecinos, pero pegados al de Clason: la escuela de Colonia Medici y la escuela “Udino Galetto” al sudoeste del distrito San Genaro, casi sobre el límite norte del de Clason. Esta última en realidad tiene sus orígenes en el distrito Clason, pues fue inaugurada en marzo de 1937 en el campo de la estancia “La Paz”. Unos años después Udino Galetto dono una hectárea de terreno (en un rincón de su campo, cercano al boliche La Herradura, hoy demolido) y ladrillos para construir una escuela. Una vez construida, la escuela asa a funcionar en su nuevo edificio.

Un Cambia importante se da en la década del 30 (1930), que visto retrospectivamente inaugura una nueva etapa: el comienzo de la subdivisión de las estancias. En ambos casos la causa inicial fue el crecimiento y ramificación de las familias. En “Los Leones”, los Bleek y los Clason deciden separarse, lo que se concretó en 1932. Al noreste del ferrocarril queda la vieja Los Leones que pasa a ser propiedad de los descendientes de Hermann Bleek; y al sudoeste, los descendientes de Oskar Clason y algunos herederos de Auguste Bleek de von Post, crean la nueva estancia “La Alpina” (en realidad, el nombre oficial era “Estancia Clason”, pero en el uso corriente prevaleció el nombre de la sociedad “La Alpina Provincial S.A.) con excepción de Alfredo Jensen (cuya señora era viuda de Félix Clason, un hijo de Oskar Clason, caído en la Primer Guerra Mundial) que resuelve separarse formando la estancia “El Teyú” Unos años después, en 1937, se repite el mismo proceso en “La Germania”. La parte norte, la vieja La Germania, queda en manos de Anastasio Nordenholtz, hijo de Federico Guillermo, mientras los demás herederos fundan la nueva “Estancia y Cabaña Orión”. En pocos años, esta última se convierte en una acreditada cabaña de Holando Argentino, raza que va ganando importancia pues poco a poco comienza a difundirse la actividad tambera en la zona.

Pero el proceso de subdivisión no se detuvo aquí. Otras causas muy diferentes lo impulsan. La Segunda Guerra Mundial, que estalló en 1939, acarreó cambios: el precio de maíz bajó sensiblemente debido a la drástica reducción de las exportaciones; el trigo también bajó, pero no tanto; la carne pudo mantener sus niveles anteriores. La nueva relación de precios, que favorecía a la ganadería, podía provocar la no renovación de los contratos de arrendamiento y aparcería, con los consiguientes problemas sociales. Estas razones impulsaron una legislación proteccionista, consistente fundamentalmente en la prórroga automática de los contratos. Estas prórrogas, aceptables durante el conflicto bélico, ya no se justificaron cuando se fue regularizando el comercio mundial en la posguerra. Sin embargo, los contratos siguieron prorrogándose periódicamente por períodos variables, arrastrando el problema hasta mediados de la década del 50 (1950). Con la llamada “Ley Ibarbia” (Plan de Transformación Agraria) se buscó una solución: la ley estableció un régimen que facilitaba el traspaso de la propiedad de la tierra de propietarios a arrendatarios mediante exenciones impositivas a los propietarios y créditos a los arrendatarios para financiar la compra de la tierra que ocupaban. Las estancias optaron por vender las tierras ocupadas por los colonos a sus ocupantes. De esta manera se estableció un nuevo grupo de pequeños propietarios a principios de los 60.

El comienzo de la difusión del tractor puso la agricultura mucho mas al alcance de las estancias. Los primeros tractores fueron adquiridos por las estancias hacia fines de la década del 20 (1920). Un modelo muy popular fue el Deering 15-30, un tractor que tenía 30 caballos en la polea. Aun con tractores así, hoy en día se considerarían muy chicos, se lograron substanciales reducciones en el insumo de trabajo. Por otra parte, las cosechadoras, las “cortitrillas”, eliminaron la necesidad de emparvar el trigo y trillarlo después pues “Cortan y trillan”en una sola operación. También comenzaron a difundirse a fines de la década del 20 o principios del 30. De esta forma, se logró reducir el trabajo requerido para el cultivo del trigo a alrededor de 15 horas, y el maíz que aún se juntaba a mano, principalmente con juntadores santiagueños, a una 70 horas por hectárea. Poco a poco, se va incrementando en las estancias la la agricultura “por administración”, es decir, la efectuada por las mismas estancias y no por los colonos para poder alfalfar sus campos.

La decadencia del sistema ferroviario desde mediados del siglo XX y el mejoramiento progresivo de los caminos, hizo ganar importancia cada vez mayor al transporte de mercaderías por intermedio de camiones. Con el tiempo, éstos se convirtieron primero en fuertes competidores del ferrocarril y luego absorbieron prácticamente todo el transporte de granos y ganado desde Clason. Por otra parte, las medidas oficiales favorecieron el agrupamiento de los camioneros en sindicatos, al concederle el monopolio del transporte de granos con tarifas fijadas oficialmente. Es así como también Clason se estableció un sindicato de camioneros en 1945 al que productores agrarios y los acopiadores debían recurrir para pedir camiones, los que se asignaban por riguroso turno, a fin dar trabajo a todos sus miembros.

Los ómnibus fueron complementando, a partir de mediados del siglo XX, los servicios ferroviarios de pasajeros. Ya durante o poco después de concluida la segunda guerra mundial –no se lograron antecedentes al respecto- comenzó a prestar servicios la Empresa Central Totoras entre Rosario y San Francisco. Dado que, como se viera, el pavimento sólo llegaba hasta Lucio V. López, los servicios se interrumpían cuando las lluvias hacían intransitables los caminos. Una inundación prolongada llevo a la empresa a la quiebra alrededor de 1950.

Un grupo de empleados de la Empresa Central Totoras constituyó posteriormente la cooperativa “22 de Agosto” para prestar el servicio de transporte de pasajeros hasta Cañada Rosquín. Sus actividades se iniciaron el 4 de Junio de 1952 con 6 servicios diarios: cuatro hasta Totoras, uno hasta Centeno, y uno hasta Cañada Rosquín. Se utilizaban, en este comienzo, Ómnibus para servicio urbano de pasajeros provenientes de Buenos Aires, 14 asientos. En 1955, la empresa se convirtió en la General Güemes Transporte Automotor SRL. Las lluvias siguieron siendo un grave problema mientras la ruta no estuvo pavimentada: en el llovedor año 1959 los servicios los servicios estuvieron suspendidos, en total a lo largo del año, durante 187 días. Sin embargo la empresa se fue extendiendo: en 1964 los servicios se prolongaron hasta Rafaela; en 1974 se estableció un ramal a Piamonte desde San Genaro, pasando por Las Rosas. -CONTINÚA-

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Nicolás Pedro Klare

El texto expuesto es un extracto de "Matreros, Estancieros, Colonos y Puebleros: La Historia de Clason. Por el Ing. Agr. Rodolfo Guillermo Frank

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